Los cómics del tío Sam #2: Kick-Ass

Pues para despedir el año, os traigo de nuevo esta sección que espero que os acabe interesando, ya que no todo es manga en el mundillo de las historietas, y hay cosas muy buenas por ahí fuera que no han sido tocadas por manos niponas. Kick-Ass es una de esas joyas, tejida por las manos escocesas del bueno de Mark Millar. Un cómic que me ha encantado de principio a fin, y que considero que deberíais acercaros a él sudando de esa desastrosa adaptación al cine que tuvo (al menos para un servidor):

Dave Lizewski es un chaval apocado, aficionado a los cómics y que lleva una vida anodina, como gran parte de los chicos de su edad. Un buen día se pregunta: "¿Por qué no pueden existir los superhéroes en el mundo real? ¿Por qué no puedo convertirme en un superhéroe?". Esta descabellada idea podría costarle la vida, pero también hará que su existencia cobre un nuevo sentido.

Mark Millar y John Romita, Jr. dos de los más relevantes autores del cómic actual, nos sumergen en una espiral de loca violencia, en una historia que rezuma sangre en algunos momentos y que resulta sorprendentemente entrañable en otros.

No leía algo que me dejase tanta marca desde Watchmen. Y la marca de Kick-Ass es aún más profunda en mí.

Kick-Ass es una historia de superhéroes sin superpoderes, artilugios imposibles y demás fantasías que hacen ver el oficio de luchador contra el crimen enmascarado cómo algo sencillo (a la par que irrealizable en nuestras vidas). Nos presenta un mundo real y muy crudo dónde el intentar hacerse el héroe puede no salir tan bien, las noches de patrulla pueden dejarte cicatriz, y tocarle los cojones a la mafia puede salirte muy caro.

La trama es contada a través de los ojos de Dave, un chaval de 16 años que no destaca por nada en especial, pero al que leer tantos cómics le ha hecho cuestionarse porque nadie le echa el valor de salir ahí fuera con un disfraz y ponerse a combatir las injusticias.

Y es que al final, cómo comenta en el propio cómic, los superhéroes no se forjan a través de traumas. Lo que hace nacer a un héroe es "la perfecta combinación de soledad y desesperación".

Así pues, Dave tendrá la genial idea de ejercer el rol que nadie parece dispuesto a llevar a cabo, y tras su primer intento de impartir justicia... acabará ingresado en el hospital con serias heridas, saliendo con vida de milagro.

De aquello no sólo obtendrá una larga y tediosa rehabilitación, sino la vergüenza de haberle costado a su pobre padre viudo gran cantidad de dinero en facturas médicas. Pero la culpa es pasajera, y uno olvida con facilidad. Y cuando algo se pone en marcha, es difícil detenerlo. Una vez recuperado, Dave volverá a salir a las calles.

Es con este segundo intento con el que finalmente se logrará dar a conocer, cuándo una muchedumbre observe su intento de detener una paliza a un desconocido, y uno de los presentes grabe la hazaña y la cuelgue en youtube. Gracias al video, la gente comenzará a conocerle con el nombre de Kick-Ass, apodo que adoptará en su papel superheroico.

Pero con la fama, viene la competencia, y Kick-Ass no tardará en encontrarla en otro enmascarado, Red Mist. Sin embargo, y para su sorpresa, encontrará en él un aliado con el que combatir el crimen en pareja.

¿Pero es él verdaderamente un superhéroe, o sólo un payaso disfrazado? Dave se empezará a preguntar esto ya antes de su encuentro con Red Mist, cuándo conozca a Big Daddy y Hit-Girl, dos enmascarados duros de pelar (padre e hija) que le mostrarán cuán equivocado estaba. Los superhéroes no solo protegen, también están dispuestos a matar. Cómo bien le reprocha Hit-Girl a un asustado Dave, "¿Dónde estamos? ¿En la Edad de Plata del Cómic? Me temo que se nos ha olvidado nuestro puto hipno-anillo mágico que vuelve buenos a los malos" (xD).

Kick-Ass es por tanto una obra sangrienta, hasta el punto de salpicar, mostrando con una cruel eficiencia cómo podría ser el día a día de unos cuántos enmascarados en el mundo real.

Al entrar en contacto con estos nuevos enmascarados, Kick-Ass se verá envuelto en los asuntos de la mafia, lo cuál acabará pagando caro. Pero es en las situaciones más desesperadas dónde uno descubre de qué pasta están hechos los superhéroes.

¿Qué más decir de esta obra? Creo que no he spammeado citas de ella por twitter porque sí. Es una obra violenta y cruda, sí, pero también tremendamente simpática y entrañable, con unos personajes que derrochan carisma. No ya sólo por el hecho de que sea sencillo empatizar con el pobre pringado que es Dave, un personaje muy humano, sino por otros enmascarados cómo Hit-Girl, que tiene auténticos puntazos y momentos en los que lucirse que hacen que la molonidad de esta historia rompa el molonómetro. Y es que en pocos sitios puedes disfrutar de una mocosa de 10 años repartiendo muerte y tacos para enmarcar viñeta a viñeta.

Millar consigue vender bien hasta este tipo de cosas chocantes, y sin duda sus personajes están llenos de complejidad creativa.

En cuanto a John Romita, Jr. ¿qué se puede decir? Con un estilo más acartoonado del habitual, emplea un trazo muy comiquero que queda bastante bien en la obra, sobre todo una vez coloreado por Dan White. Quizás no me convezca mucho en algunos planos alejados, pero se nota su calidad en los primeros planos y, ante todo, es de agradecer que el prota sea un pringado feo, y no un pringado guaperas cómo nos suelen acostumbrar en algunas historietas (xD). Además, se nota la calidad de "Junior" a la hora de mostrar las heridas, moratones y cualquier clase de recordatorio de hostias que sufren los personajes.

En resumen, un cómic lleno de acción, giros, sangre y cosas molonas, que recomendaría leer cómodamente en un buen sillón. Porque, sin lugar a dudas...

¡ES LA PUTA "HORA DE LAS TORTAS"!

Lo mejor: Un soplo de aire fresco al género superheroico. Personajes bien definidos y carismáticos. Grandes escenas de combate, cargadas de violencia y sangre, haciendo que el dolor sea palpable. La cantidad de referencias a cómics de Marvel y DC. El personaje de Hit-Girl, mi nueva fémina de ficción favorita (que rápido cambio de parecer xD).

Lo peor: Su horrible adaptación a la gran pantalla.