Pues terminamos la saga del pasado de Kenshin, y la verdad es que me ha decepcionado un poco...
Los detalles sobre la cicatriz de Kenshin son revelados.
El Hitokiri Battôsai fue el responsable de arrebatarle la felicidad a Tomoe, y no contento con aquello, también se llevó su vida.
Y eso es algo con lo que Kenshin tendrá que cargar toda su vida.
Y ese es el motivo de la búsqueda de venganza de Enishi.
Y las eras vuelven a fluir hasta la actualidad...
Me esperaba otra cosa, la verdad. No me ha terminado de gustar este flashback.
Ni la relación de amor entre Kenshin y Tomoe (me parece impensable que conviviendo durante tan poco tiempo con el asesino de su prometido y sabiendo este dato la joven llegue a enamorarse de él, por mágico y bonito que resulte).
No me gustan los motivos detrás de la muerte de Tomoe (muy forzado todo, hasta el punto de que raya la estupidez).
No me gusta cómo Kenshin se hace su segunda cicatriz (prefiero lo que recuerdo de cierta OVA...).
Enishi quizás peca de demasiado inocente por caer en la treta de los Yaminobu (aunque bueno, vale, es un crío).
¿Y por qué puñetas sale un Veneno ninja? (xD)
Vamos, que ni me ha terminado de convencer el tomo ni me ha molado demasiado este vistazo al pasado de Kenshin. ¡Si hasta el topo de los Guerreros de la Restauración estaba cantado! Lo único bueno, quizás, ver a Makoto Shishio ajusticiándole.
En resumen, *apuuuuuffffffffffffffffft*
Lo mejor: El rediseño de Tomoe (aunque no cambia casi nada xD). Ver a Shishio de hitokiri.
Lo peor: Lleno de obviedades, sinsentidos y resoluciones de misterios algo decepcionantes.
Reseñas de tomos anteriores: #1, #2, #3, #4, #5, #6, #7, #8, #9, #10, #11, #12, #13, #14, #15
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