Los cómics del tío Sam #1: The Absolute Authority

Pues estreno sección nueva de reseñas, del mismo palo que El hombre que dicta la sentencia y Made in Supein. Si bien éstas las dedicaba a reseñar manga y cómic español respectivamente, esta nueva sección la dedicaré a hacer lo propio con todos aquellos cómics de la nación de las barras y estrellas. Y para empezar fuerte, hoy hablaré de una obra tremenda. Uno de los mejores cómics de superhéroes que he tenido el placer de leer y que, al igual que Watchmen en su día, revolucionó el concepto de los tipos con calzones sobre las mallas. Hablo de The Authority y, en concreto, de esta Edición Absolute que nos trae Norma:

Se acabaron las luchas callejeras con matones de poca monta y ladrones enmascarados. La amenaza es global y muy real, y solo el verdadero poder puede imponer el orden e impartir justicia. Sólo un grupo puede ser la autoridad: The Authority.

Esta edición recopila el primer volumen de The Authority, con el etapa de Warren Ellis y Bryan Hitch (The Authority #1 a #12 USA), la etapa de Mark Millar y Frank Quitely (The Authority #13 a #20 y #22 USA), el arco guionizado por Tom Peyer (The Authority #23 a #26 USA), y el cierre del mencionado primer volumen, con Mark Millar nuevamente, acompañado esta vez de los lápices de Arthur Adams (The Authority #27 a #29 USA).

"The Authority es el primer gran cómic de superhéroes del siglo XXI" - Grant Morrison

¿Y de qué va este cómic? Pues la historia nos presenta a un equipo superhéroico constituido por antiguos miembros del disuelto Stormwatch (obra anterior de Ellis), que se dedican a combatir amenazas a nivel planetario con el objetivo de cumplir su trabajo por cualquier medio necesario.

El equipo está liderado por Jenny Sparks, una fumadora empedernida de casi un siglo de edad (desde los 20 años no envejece) que representa al "Espíritu del Siglo XX" y que posee bastos poderes eléctricos.

Bajo su mando están Jack Hawksmoor, "el Dios de las Ciudades", un humano abducido y modificado genéticamente por los alienígenas durante su infancia, lo que le confirió la capacidad de tener un estrecho vínculo con las ciudades, siendo capaz de comunicarse con ellas y obtener diversos y vagamente definidos superpoderes de estas.

También tenemenos a Shen Li Min, más conocida cómo Swift, una mujer tibetana con alas y facultades de pájaro, conocida por ser "el Mamífero Alado más Rápido del Planeta".

Apollo es una suerte de parodia de Superman. Obtiene sus poderes a través de la exposición al sol, lo que le confiere superfuerza, capacidad de vuelo a grandes velocidades, invulnerabilidad y proyección de energía solar, entre otras facultades. Mantiene una relación sentimental con Midnighter, uno de los luchadores más peligrosos del planeta, ya que es capaz de prever todas las probabilidades de un enfrentamiento antes de que suceda y, en consecuencia, anticiparse a ellas en combate.

Para cerrar los componente del grupo, tenemos a El Doctor y Engineer.

El primero, cuyo nombre de pila es Jeroen, es un holandés ex-heroinómano (con recaídas), con bastos poderes de manipulación de la realidad. Alberga todo el conocimiento y habilidades de Los Doctores predecesores, y es "el Chamán de la Tierra".

Engineer, también conocida cómo Angela Spica, es una brillante científica con 4 litros de nanotecnología líquida recorriendo sus venas (en sustitución de su sangre), lo cuál le confiere la capacidad de crear cualquier tipo de máquina que se le ocurra, e incluso de llegar a crear réplicas de sí misma.

El cuartel general del grupo es El Transporte, una nave interdimensional del tamaño de una ciudad capaz de viajar a cualquier parte del mundo, dimensión o realidad, que navega anclada a la Tierra a través de la Sangría de Dimensiones.

El supergrupo y la visión que tendremos de él cambiará en base a cada uno de los tándem que lleve la historia.

En la etapa Ellis/Hitch, tenemos tres arcos argumentales, en los que The Authority enfrentará a amenazas cada vez mayores, a saber: un terrorista global con un ejército de superhombres, la invasión de una versión alternativa de la Tierra, y una raza alienígena primitiva responsable de la creación del Sistema Solar.

El punto fuerte de esta etapa es sin duda el espectacular dibujo de Bryan Hitch, muy realista y con viñetas enormes, que refleja muy bien la acción inherente al guión de Ellis. Batallas épicas a contrarreloj por la salvación de la Tierra, dónde no todo sale tan inocentemente bien cómo se espera, y dejando en claro que "situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas".

Esta etapa no profundiza mucho en los personajes, dejando al lector la tarea de hacerse una idea propia de sus motivaciones, y se centra en la espectacularidad gráfica, la acción y esa sensación de cambio en el género superheróico, ya que los miembros de The Authority no salvan realmente al mundo (en lo que se refiere a mantener el status quo), sino que evitan y aplazan su ejecución. No son el equipo de superhéroes perfecto. Causan daños y destrozos a su paso, pero salvan más vidas de las que ponen en peligro, y eso da una cierta sensación de trabajo bien hecho. Al fin y al cabo, el mundo no se va a salvar sólo, ¿no? Alguien tendrá que salir ahí fuera a limpiar la mierda, por duro que resulte.

Tras estos tres primeros arcos argumentales, entramos en la etapa Millar/Quitelly. Esta etapa, constituida también por tres arcos argumentales de 4 capítulos por arco, se caracteriza por su intensa violencia gráfica, su humor negro, su polémica, su popularidad y, en mi opinión, un dibujo bastante más feo (que no por ello malo, ojo).

Bajo la batuta de Millar, The Authority tendrá que superar la ausencia de su líder, buscando el paradero de la que parece ser su sucesora, y enfrentándose en el proceso a una parodia del Universo Marvel, a la propia Tierra, y al G7, en una tremenda crítica a la sociedad, que provocó que el título sufriera en su día una dura censura, lo que hizo que a Millar se la acabará sudando trabajar con DC, y terminase dejando la serie, con una despedida cargada de ironía y sorna, pero también con algo de polémica y mensaje de cambio. Una The Authority que ya no solo se dedica a salvar el mundo de amenazas ajenas, sino de sí mismo, derrocando dictaduras y tocándole las narices al tío Sam y demás instituciones gubernamentales en el proceso.

Aquí veremos a los miembros de The Authority hundirse en el fango más profundo, para luego volver a alzarse de nuevo y salvar la situación de la manera más irónica de todas: no haciendo nada.

Una etapa muy molona y disfrutable, en la que seremos testigos de lo que para mí es uno de los combates más espectaculares de la historia del cómic superherico, además de tener una gran número de frases lapidarias (de lo que Ellis también sabía un rato en su etapa).

Lo peor del cómic es sin duda el arco argumental guionizado por Tom Peyer, que sirve cómo enlace entre la marcha de Frank Quitely y la entrada de Arthur Adams. Este único arco presenta a una nueva The Authority fiel al G7 que sustituye a la anterior, y en general, la trama es bastante mediocre, más aún si la comparamos con lo dejado por Ellis y Millar. Peyer no está a la altura de estos dos genios ni de lejos, más parece un intento fallido de intentar imitarlos, y el cómic se resiente bastante en esta parte. No obstante, luego tenemos el regreso de Millar, que incluso arregla un poco la mierda de opinión que teníamos sobre el supergrupo del G7, restaura a la The Authority original y cierra este tebeo de forma bastante satisfactoria, aunque con una ligera sensación de deus ex machina que en parte considero que ha sido empleado aposta por Millar para mofarse un poquito de DC y la censura recibida durante su etapa en la serie.

En resumidas cuentas, un cómic muy de puta madre, que he disfrutado cómo un enano y que os recomiendo tanto si sois aficionados al género superheroico cómo si albergáis reticencias a él por sus tópicos, porque en serio, esta es una obra que hay que leer.

Lo mejor: Las etapas Ellis/Hitch y Millar/Quitely, principalmente por espectacularidad e intensidad la primera, y por molonidad, crítica social y humor negro la segunda. La sección de extras, con comentarios sobre el proceso de realización y una gran cantidad de ilustraciones.

Lo peor: El breve arco argumental de Tom Peyer, la única mancha de este magnífico cómic.