Por otro lado, Sano es contactado por una persona de su pasado en las Sekihô-tai. ¿Podría acaso este hecho hacerle alejarse de su filosofía de vivalavirgen y enfrentarle a Kenshin nuevamente?
Además, un viejo enemigo perteneciente al pasado de Kenshin llega al dojo del Kamiya Kasshin-ryû pisando fuerte. ¡Hajime Saitô, del Shinsengumi, entra en escena!
Creo que junto al tomo 3, de lo mejor que he leído por ahora.
Cerramos el arco de Raijûta de forma muy buena, con un Kenshin que derrota a su rival tanto física cómo ideológicamente, y un cierto final que pese a mostrarse cómo algo agridulce al principio, coge un tono mucho más esperanzador al final, y hace que finalmente sienta simpatía por el personaje de Yutarô, y admire su relación de amistad/rivalidad con Yahiko.
Luego tenemos tres capis dedicados a desarrollar aún más al personaje de Sano, al presentarnos a Tsunan Tsukioka, pintor y antiguo compañero suyo. Una mini-saga muy buena, pues las motivaciones de Sano están muy bien veladas por el autor y no llegamos a vernos venir la conclusión de los hechos.
Finalmente, inicia el arco de Hajime Saitô, personaje que en sus pocas páginas ha logrado fascinarme y que pinta cómo un rival a la altura de Kenshin. Además me deja ya con el mono, porque este es el último tomo que he leído hasta la fecha, y a partir de ahora todo lo que venga es nuevo para mí^^
Lo mejor: La portada y el rediseño de Sano de las cubiertas (mola un huevo y medio del otro). Volver a ver a Megumi (L). Y todo en general, salvo...
Lo peor: ... el Tobi-Izuna y el Hiryûsen, que son técnicas que chocan un poco viniendo de una historia de ambientación histórica (pero al César lo que es del César, y al shônen piños lo que es del shônen piños xD).
Reseñas de tomos anteriores: #1, #2, #3, #4
¿No lo habías leído antes? Lo mejor está por llegar, aunque estos tomos de inicio están muy bien también.
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