Bueno, pues cómo he empezado a releerla dado que hace meses que leí el 5º tomo, y quiero tener las cosas frescas antes del 6º, aprovecho para ir reseñando tomo a tomo esta serie. Así que vamos allá con el primer tomo:
Kucabara es un demonio que fue desterrado del Reino de los Infiernos debido a su buen corazón. Para resarcirse y tratar de restaurar su antigua posición, decide convertirse en el "abogado de los condenados" que van injustamente al infierno. ¿Logrará demostrar la inocencia de sus clientes antes de que se los lleven los shinigami, enviados del averno? ¡La particular guerra que Kucabara libra en la sombra será la mecha que prenda la llama de la reforma en el Reino de los Infiernos!
Y bajo esta premisa empieza Defense Devil, un shônen manga con un dibujo realmente bonito (y que recuerda mucho al estilo de Takeshi Obata), pero con un argumento algo flojo (aunque más que flojo, yo lo calificaría de inocentón xD).
Me explico. Si bien la trama consigue hacer que te intereses en el posible destino de los condenados, la razón detrás de su condena es particularmente estúpida, y la resolución del caso, muy cogida por los pelos. Así que para qué engañarnos: si no fuera por el dibujo, probablemente muchos le habríamos dado la patada a esta obra. Al menos, viendo sus inicios.
El tomo trata tres casos o sentencias (aunque del tercero sólo vemos la introducción). La primera sentencia nos introduce a los dos protagonistas, el abogado demonio Kucabara y su fiel siervo Bchuler, dónde tienen que resolver el caso de Tom, y combatir a la shinigami Meyer, responsable de todo. Este es sin duda el caso más estúpido de todos. Su resolución deja que desear en cuanto al desarrollo, y vemos por dónde irán los tiros de ambos autores en lo que respecta al fanservice ("Cómo eres mujer, te corto y no sangras. Sólo pierdes la ropa. Ahm, pero desaparecer lo que es desaparecer, desapareces. Aunque no tengas herida alguna xD). Poco más que decir. Ocupa sólo un capi, así que suspiramos aliviados.
La segunda se desarrolla en 5 capítulos, dónde tenemos a la condenada Nami y al shinigami Ponzol. Si bien el caso es mejor y la resolución no nos hace fruncir tanto el ceño, el porqué de la condena me parece una tontería. En primer lugar, la estupidez de los testigos por confundir un tropiezo con un suicidio, y en segundo lugar, el exagerado rencor que genera el supuesto suicidio de Nami. Por otro lado, bien sea cosa del dibujante o sean los patrones dados por el guionista, esta pareja no ha visto muchos atropellos de trenes. Un cuerpo arrollado por un tren no termina con simples cicatrices puntuales (y sino que se lo digan a Kurono y Katô, de Gantz xD).
El tercer caso inicia en el último capítulo del tomo. Se nos presenta a dos nuevos demonios: Sugal, hermano de Ponzol y shinigami detrás del condenado de este caso; y Elimona, una voluptuosa diablesa aficionada a disfrazarse que vive en el Horizonte de Sucesos, y que ayuda a Kucabara y Bchuler con sus pesquisas. Y al condenado Paul, que es el primero de todos estos en confirmar su culpabilidad, lo cuál pondrá a Kucabara en una situación peliaguda, y hará que las cosas se vuelvan bastante más interesantes que en los dos casos anteriores.
Poco más que decir. Un tomo que no puedo considerar malo del todo por su excelente dibujo, pero cuya trama deja algo que desear, pecando de inocente y algo amateur, si bien el tercer caso empieza a poner las cosas interesantes.
Lo mejor: El dibujo, que guarda muchas similitudes con el estilo de Obata. Sugal y Elimona. La introducción del tercer caso.
Lo peor: Todo lo demás, que es bastante mejorable.
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