El hombre que dicta la sentencia #123: Bakuman #15 - Ánimos y Apoyos

Pues nada, me pilláis sin nada mejor que hacer (qué triste T-T), así que os traigo la reseña del último tomo de Bakuman:

Desesperado al ver que su historia se desploma en las encuestas, ¡¡Nanamine lanza un reto a Saiko y Shujin con el objetivo de erguirse de nuevo y definitivamente!! ¡¿Cómo terminará el duelo...?! Al poco de haberse zanjado el enfrentamiento con Nanamine, la televisión informa de un impactante suceso que desembocará en una de las crisis más graves de los Ashirogi Muto...

Pues un tomo que sirve básicamente para hacer evolucionar a los personajes.

Por un lado, Nanamine, que tras su derrota definitiva antes los Ashirogi Muto, tras muchas complicaciones, finalmente decide abandonar su peculiar método de trabajo y ponerse en las manos de Kosugi, su editor a cargo.

Por otro Nakai, que tras meter la pata y joderle el business a Nanamine, acaba de patitas en la calle y se dedica a ser un artista ambulante. Tras sufrir más de una dificultad, y desoír los consejos de sus compañeros mangakas, decide hacer de Aoki el objetivo de todo su odio, pero Hiramaru irrumpe para pararle los pies, y con la ayuda de Fukuda, los Ashirogi y la misma Aoki, consiguen hacerle entrar en razón y, en un extraño giro de los acontecimientos bastante cómico, pasa a ser el ayudante de Hiramaru.

Y finalmente llegamos al punto más chocante del tomo, cuándo un criminal pasa a emular los crímenes de PCP en la vida real, con tal repercusión mediática que la obra empieza a coger mala fama entre el público ignorante. Esto supone un palo importante para Shujin, que empieza a sentirse coaccionado por la posible opinión pública y pierde garra en sus guiones. Sin embargo, con la ayuda de Saiko, Kaya y Hattori consigue superar esa crisis creativa y volver con algo gordo, con lo que pasarle la mano por la cara al desconocido que parece querer crearles mala fama.

Un tomo entretenido y disfrutable, con alguna que otra coña. Pero ya. No es lo mejorcito de la serie ni mucho menos.

Lo mejor: La entrega de Kosugi cómo profesional. Los capis dedicados a Nakai. El capi dedicado a esa retrospectiva de la vida de los mangakas frente a la gente normal. El dibujo. El cofre.

Lo peor: Lo del tema televisivo queda un poco forzado, aunque se entiende que la intención es tratar un tema al que todos estamos acostumbrados "justificar injustamente las malas acciones de los criminales mediante obras o videojuegos".

Reseñas de tomos anteriores: #12, #13, #14