El hombre que dicta la sentencia #199: Berserk #27

De momento mis temores por la nueva traducción son infundados. Esperemos que la cosa siga siendo así...

Pensando en el bien de Kasca, Guts parte de viaje hacia Elfhelm, la tranquila patria de Puck. En el trayecto se reencuentra con Isidro, Farnese y Serpico, y, tras comprender que él sólo jamás podrá proteger a Kasca, permite que les acompañen.

De camino hacia hacia la ciudad portuaria de Vritannis, conocen a Schierke, joven discípula de la bruja Flora. Guts acepta el trato que le propone Flora, defender a la ciudad de Enoch del ataque de los trols a cambio de una poción mágica que les proteja. A su vez, Zodd y Grunbeld, apóstoles de la nueva Banda del Halcón, atacan el Árbol de los Espíritus. Guts se pone la Armadura del Berserker, una poderosísima arma sagrada que le dota de una gran fuerza, pero, al mismo tiempo, somete a su cuerpo a un terrible desgaste que puede incluso provocarle la muerte.

Al contrario que el anterior, en el que eché en falta el tono grupal/familiar de la serie, este ha resultado un tomo bastante más disfrutable.

La batalla en el bosque termina de forma correcta, pese al deus ex machina en forma de Flora de la Fuerza Fénix (xP). Me gusta que Miura, dentro de lo que cabe, no se haya sobrado más de la cuenta con Guts y su nuevo power-up. Así cómo me gusta que Schierke se luzca un poco, y que el citado power-up compense la mejoría que suscita en Guts con el peligro que conlleva, tanto por la posibilidad de perder el control ante su lado berserker, cómo por el desgaste que le produce, visible en este tomo en la pérdida de tejido muscular y  en esa buena porción de pelo canoso que le ha aparecido. Esto es lo que mola de Berserk, entre otras cosas. En pocos mangas de batallas ves que las consecuencias de estas dejen tantas cicatrices cómo a Guts, lo cuál añade buenas dosis de realismo a la obra.

Tras todo esto, la acción se traslada a Wyndham, la capital de Midland, ahora ocupada por el ejército kushano del Emperador Ganishka, una suerte de sultán demoníaco. El gordito, uno de los apóstoles más poderosos vistos hasta la fecha (si no el que más), parece querer ir contracorriente del resto, y no tiene intenciones de seguir a Griffith. Así pues, acudimos a una genial y breve batalla en la que somos testigos de lo que ambos ejércitos, kushanos y miembros de la Banda del Halcón, tienen que ofrecer.

Tremenda la caballería demoníaca de Griffith (aunque no me gusta nada la forma de apóstol de Locus), horriblemente cruel el nacimiento de los soldados daka, pasteloso regreso de la princesa Charlotte (¿cuántas bragas habrá mojado ya por Griffith? xD) y, en otra parte, Guts y los suyos llegan a la playa. Creo que ya lo comenté en su día, pero me encanta el Guts paternal. Mil veces mejor que aquel tío seco que no tenía otra cosa que hacer que faltar al respeto e ir de duro irascible por la vida. Escenitas cómo la de Guts devolviéndole el sombrero a Schierke me parecen de lo más entrañables^^

En resumen, pobre de aquel que no compre esta serie, porque no sabe lo que se pierde.

Lo mejor: El paternalismo de Guts. La batalla entre las tropas kushanas y la Banda del Halcón.

Lo peor: La forma apóstol de Locus. Charlotte encoñadita de Griffith.

Reseñas de tomos anteriores: #9, #10, #11, #12, #13, #14, #15, #16, #17, #18, #19, #20, #21, #22, #23, #24, #25, #26