Bueno, ya van dos tomos seguidos en los que más o menos la serie vuelve a caerme en gracia, así que a ver que tal termina en los dos últimos:
La ausencia de Kenshin y Sano hace que Yahiko sea la última línea de defensa ante la fuga del colérico Kujiranami. Sin embargo, pese a su talento y esfuerzo, sigue siendo un crío, y el volumen y la fuerza de su adversario son muy superiores. ¿Logrará su coraje sacar a Kenshin de las tinieblas para retomar su camino cómo rurouni?
En otro lugar, Sano llega a su tierra natal, para reencontrarse con su familia en curiosas condiciones. Y parece que su viejo se interpone entre los planes de la mafia del lugar...
Pues lo dicho, después de que la saga de Kioto no estuviese a la altura de lo esperado, de lo desinflados que han sido los últimos combates, y del decepcionante flashback sobre el pasado de Kenshin, digamos que el manga vuelve a sus raíces, dando un poco de protagonismo a los personajes secundarios, cosa que agradezco.
Bastante bueno el combate de Yahiko. El personaje tiene hueco para lucirse pero esto no actúa en demérito de Kujiranami. Y genial el regreso de Kenshin.
La parte de Sano también ha estado bien, con el encontronazo con sus hermanos (su hermana es una creída xD), y su padre. Y me parece genial que Watsuki recupere a personajes de los primeros tomos.
En resumen, un buen tomo, que en vistas al ritmo insulso que estaba tomando la cosa, se agradece, junto al 19.
Lo mejor: El combate de Yahiko. El regreso de Kenshin. La familia de Sano.
Lo peor: Nada en especial:
Reseñas de tomos anteriores: #1, #2, #3, #4, #5, #6, #7, #8, #9, #10, #11, #12, #13, #14, #15, #16, #17, #18, #19
No hay comentarios:
Publicar un comentario