El hombre que dicta la sentencia #133: Rurouni Kenshin [Ed. Kanzenban] #8

Voy a paso lento. A paso lento, pero avanzando. Y poquito a poco, la saga de Kioto empieza a tomar forma. Otro tomo, otra reseña:

Con su sakabatô rota, y siendo consciente de la fuerza de los hombres al servicio de Shishio, Kenshin tendrá que encontrar a dos personas determinadas para prepararse para lo que se avecina, gracias a la ayuda del anciano Okina.

La primera de ellas es Shakkû Arai, un famoso forjador de espadas que fue el encargado de hacerle a Kenshin su característica espada de filo invertido. Sin embargo, el hombre lleva muerto ya 8 años, y Kenshin tendrá que tratar con su hijo, que no parece muy por la labor de seguir haciendo herramientas para asesinar...

La segunda persona no es otra que Seijurô Hiko, el heredero del Hiten Mitsurugi-ryû, ¡y maestro de Kenshin!

Muy buen tomo, cómo siempre, aunque la trama no es que avance demasiado.

Por un lado tenemos a un Kenshin desarmado, que tiene que conseguir una nueva espada con la que seguir combatiendo a la facción de Shishio. Sin embargo, las Diez Espadas comienzan a llegar a Kioto y uno de ellos parece estar interesado en el último arma forjada por Arai.

El renombre de Kenshin volverá a implicar a inocentes en sus problemas personales, y el rurouni tendrá que salvarlos, combatiendo a Chô. Este miembro de las Diez Espadas es un coleccionista de katanas, que pese a que en un principio no representa ningún desafío para Kenshin, el hecho de que éste no disponga de su arma en plenas condiciones acabará poniéndole en apuros, sobre todo cuando Chô recurra a su arma secreta, la Hakujin-notachi. Sin embargo, el valor del hijo del difunto armero permitirá a Kenshin hacerse con una nueva espada con la que ganar. ¡Que resulta ser una sakabatô shin'uchi ("verdadera forja").

Una vez armado, Kenshin localizará a su antiguo maestro, al que pedirá que le adiestre en el dominio de la técnica suprema del Hiten Mitsurugi-ryû.

Y entre tanto, el rurouni se reencuentra con Yahiko y Kaoru, Aoshi se topa con Okina y contacta con la facción de Shishio nuevamente y Misao descubre la verdad sobre Kenshin y el Oniwaban-shû. Y poco más salvo cierta reminiscencia a la serie de Pokémon (el que haya leído el tomo lo entenderá xD).

Buen dibujo, buenos combates e interesantes nuevos personajes. La verdad es que sólo hecho en falta a Sano (y Megumi, pero ésta está en Tokio xP).

Lo mejor: El combate entre Kenshin y Chô. El conflicto de Kenshin entre mantener su filosofía o ser el que era antes. Seijurô.

Lo peor: Sano y Saito no aparecen (:S). El reencuentro entre Kenshin y Kaoru se me antoja un tanto frío, aunque también es normal. Aoshi me parece muy cabezota (xD).

Reseñas de tomos anteriores: #1, #2, #3, #4,  #5, #6, #7