El hombre que dicta la sentencia #205: Bakuman #18 - Sobrado y Abismo

Antepenúltimo tomo de esta serie, que dado el percal actual, no voy a lamentar terminar:

Eiji ha incorporado elementos atípicos en su estilo ortodoxo, mientras que los Ashirogi Muto han conseguido hacer evolucionar su estilo poco convencional hasta lo mainstream. Creadores que hasta ahora han estado siempre rivalizando entre sí conscientemente, ¡¡se enfrentan cara a cara con sendas historias cortas!! ¡¡Mainstream contra mainstream!! ¡¿Cuál será el resultado de este choque de titanes entre creadores que llevan sobre sus hombros el futuro del mundo del manga...!?

Admitamos un hecho: la gracia de Bakuman reside en sus secundarios. Cuándo la historia no se dedica a desarrollar a estos, o presentarnos su rutina de forma frecuente junto a la de los protagonistas, la serie pierde frescura e interés.

Aceptemos también esto: Bakuman es más disfrutable con el fracaso de sus protagonistas. Es una mejor serie cuándo nos muestra una visión realista del mundillo editorial del manga, así cómo del laboral. Descubrir sus misterios, lo que tiene que ofrecer, y las dificultades que van saliendo sobre el camino.

Por eso, cuándo un tomo se centra principalmente en Saiko, Shujin y Niizuma, y sobre todo si lo hace para hablar de un duelo monopolizado por ellos de forma sobrada, Bakuman es paja argumental. Necesaria para que la trama avance, sí, pero muy pastosa y repetitiva.

Eso es lo que encuentro en este tomo. Más de lo mismo, y lo mismo, y lo mismo. Que sí, que la serie es una escalada al éxito, pero podría llevarse de forma más sutil y accidentada. En este punto, parece que el guionista se ha quedado sin ideas, y ha decidido pisar el acelerador, sin molestarse por mostrar una trama interesante. Porque es que en este tomo te ves venir absolutamente todo lo que va a pasar. No hay misterio, no hay sorpresa, y la aparición de los secundarios es meramente circunstancial, para mostrar que están ahí, que no se han muerto (aunque Iwase y Shiratori parecen haber caído en el olvido...).

Diría que quizás por esto lo mejor del tomo sean los últimos capis dedicados a Hiramaru y Aoki (que por algo salen en portada. Muy bonita ésta, por cierto. Una de las mejores del manga), pero mentiría. Sigo pensando que el único personaje femenino de esta serie que Ohba supo construir es Iwase (y bueno, Kaya a ratos y la hermana de Shiratori con su corta aparición). Aoki es planísima, demasiado cándida, más un recurso que un personaje, en este momento. Era un personaje que había reunido cierta carisma con su relación con Fukuda, pero ahora que el autor ha querido emparejarla con Hiramaru a la fuerza, se convierte en otra más de las muchas mujeres florero de este manga. Que Hiramaru haya conseguido robarle el corazón a Aoki no se lo cree nadie...

Por otra parte, he de aplaudir la relación entre Yoshida y Hiramaru, que en este tomo se aparta de lo profesional por una vez, y, sobre todo, el capítulo que da título al tomo. Entre tantas facilidades, da gusto ver un capi dónde Saiko las pase putas, mostrándonos así otro de los problemas habituales de los mangakas: el exceso de trabajo y la fecha límite.

En resumen, no es el peor tomo de Bakuman ni saco mis quejas exclusivamente de su contenido, porque es algo que opino de la serie en general. Parece mentira que con lo interesante que era todo al principio, la presentación de buenos secundarios y sagas en torno a ellos, la bien trabajada relación entre los personajes, el sentimentalismo inherente y todas estas cosas que los autores nos han ido mostrando a lo largo de la serie, de forma racionada y bien construida, y sin que la cosa decayera en interés, ahora que la serie se avecina a su irrevocable final, resulte ser tan anodina. No hay sorpresa, ni interés, ni carisma ni personajes. Sólo una trama que quiere concluir...

Lo mejor: La portada, la evolución de la relación Hiramaru-Yoshida hasta este punto y el capítulo que da título al tomo.

Lo peor: Repetitivo, tópico e insustancial.

Reseñas de tomos anteriores: #12, #13, #14, #15, #16, #17